Él es un ejemplo de voluntad. Porque quiere ser doctor.
Todos piensan que el barrio lo contagiará y le cambiará el rumbo. Porque allí no hay doctores. Allí, en su barrio, hay obreros, hay comerciantes, vendedores ambulantes, sirvientes, mucamas, porteros, barrenderos, encargados, conserjes, agentes de seguridad, ladrones, timadores, dillers, pero ningún doctor. Allí no hay doctores. Martín no podrá ser doctor.
El barrio lo va a contagiar. Terminará “haciendo la calle” como casi todos allí. Algún día se cansará y dejará la facultad. Tendrá que salir a “laburar” más tiempo y abandonará su sueño, como todos allí. Por eso nadie quiere ser doctor. Porque allí no juegan los sueños.
Pero Martín es necio; ve a sus vecinos enfermos, pobres, hambrientos, y quiere ayudarlos. Por eso quiere ser doctor.
Allí no hay hospitales, no hay gasas ni vendas. Pero él sabe que estudiando podrá ayudarlos. Porque se quedará allí y los curará.
Cuando él sea doctor, no habrá cola en los hospitales, no reinará el hambre en su barrio, ni las enfermedades. Todos serán atendidos. Porque él será el mejor doctor.
Martín será el mejor, porque hoy siente la enfermedad social de ser pobre. Porque hoy se levanta cada mañana a juntar cartones, para que sus hermanos puedan comer, para que no se enfermen, para que vivan.
Todos hablan de él. Muchos creen que va a aflojar. Porque allí no hay sueños. Nadie sueña para no frustrarse. Pero Martín es necio. Y así se convierte en el mejor doctor.
Porque, con su necedad, comenzó a curar a su gente, de la enfermedad de la desesperanza.
Martín se levanta cada mañana y va a la facultad, para dejar de ser un ejemplo, y para que, algún día, todos sean como él.
Federico Guido Fiorentino
Federico Fiorentino - Buenos Aires - Argentina
Esta dirección electrónica esta protegida contra spambots. Es necesario activar Javascript para visualizarla
*Inspirado por un joven cartonero y estudiante de segundo año de la Facultad de Medicina de la UBA.